Hernán Cortés no lloró en el Árbol de la Noche Triste, todo fue un mito!

Columna del Mtro. Héctor Navarrete Mendoza.
Columna del Mtro. Héctor Navarrete Mendoza.

 

Por el Mtro. Héctor Navarrete Mendoza

Hernán Cortés no lloró en el Árbol de la Noche Triste, todo fue un mito!

¡Ni lamentaciones, ni lágrimas!

Lo dicen los historiadores, Hernán Cortés, nunca se lamentó en un árbol cómo en algunos libros de texto educativos se ha dicho, lo que en realidad hizo el conquistador español, fue resguardarse y preparar más tropas para atacar Tenochtitlán.

¿Qué sí lloró al perder la batalla?, ¿qué, sí fue a lamentarse en un árbol el que ahora se encuentra en Avenida Popotla?, Hernán Cortés nunca se lamentó en un árbol como en los libros de historia se ha mencionado.

Lo que muy pocos saben es que esta historia falsa se derivo de la llegada de Pánfilo Narváez, quien, había desembarcado con sus tropas en la costa del Golfo, lo que si fue cierto, que su llegada fue con el fin de someter a Hernán Cortés, ya sabemos que por problemas con el Gobernador de Cuba Diego Velázquez y con la Realeza del otro lado del Mundo, por lo que, el Conquistador Español tuvo que salir a su encuentro y dejar a cargo a Pedro de Alvarado con aproximadamente 150 españoles, siendo este, el motivo por lo que los Aztecas se percatan y es cuando aprovechan esa oportunidad para revelarse y atacar al invasor.

Los Mexicas, aprovecharon la ausencia de Cortés y de gran parte de sus tropas para acabar con ellos, y es cuando empieza la guerra entre ambas partes, porque para ese momento, no había sucedido ningún enfrentamiento; cuando regresa Cortes y se percata de que fueron sitiadas sus tropas por los Mexicas durante varios días, es cuando se toma la decisión de evacuar la Ciudad, y atacar de noche”, explico Guilhem Olivier, investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM en una conferencia virtual.

La muerte de Moctezuma.
De acuerdo con Eduardo Matos Moctezuma, una vez que los Conquistadores llegaron a Tenochtitlán, un factor importante fue la muerte de Moctezuma que según la versión de los españoles (y la que nos cuentan en los libros) es que Cortés le pidió que se asomara por la azotea del palacio donde estaba prisionero para que al verlo los Mexicas estos se calmaran, pero, es cuando los habitantes cansados porque no había hecho nada su Emperador por defender a su pueblo de los invasores, es cuando le arrojan piedras y una de estas lo hirió de muerte.

La versión indígena, en cambio, indica que fue asesinado por Pedro de Alvarado.

“Me inclino por la última, porque Moctezuma ya había perdido el mando; al haberse nombrado a otro Tlatoani, su hermano Cuitláhuac, ya sin mando y sin poder de convencimiento, el primero representaba una carga para los españoles, que ya planeaban la huida de la famosa noche triste”.

Abundó que durante la madrugada huyeron por la Calzada de Tacuba. Estos fueron descubiertos y de inmediato atacados.

La Batalla fue muy violenta y la retaguardia de Cortés quedó aislada; se perdieron vidas humanas, caballos, fardajes de oro.

Durante su salida son atacados y cómo iban cargados de oro, eran más vulnerables, así que, dan cuenta de fue más de la mitad de los españoles y Tlaxcaltecas que iban con ellos. No obstante, Cortes y Alvarado, logran escapar a Tlaxcala para hacerse de nuevas fuerzas.

El Mito de La Noche Triste nace de uno de los Cronistas que describieron al México Antiguo y que fue uno de las principales fuentes históricas que se tienen: Bernal Díaz del Castillo. Según relata el escritor, para ponerle más drama a la historia, el militar español se entera de lo ocurrido y suelta unas lágrimas por la pérdida de sus tropas, pero esto no sucedió así.

Pero el “Arbol de la noche triste” es un mito más. Jamás se menciona en ninguna fuente histórica que se sentó a llorar bajo el ahuehuete.

Sencillamente continuó su huida hacia Tlaxcala, donde ordena la construcción de los llamados bergantines, 12 o 13 pequeñas embarcaciones que le sirvieron para atacar por agua, la ciudad de Tenochtitlan.

Matos Moctezuma dijo que la derrota de la Capital Mexica, y la Ciudad hermana y vecina, Tlatelolco, se debió a cuatro causas.

La primera fue la psicológica, el ánimo que prevalecía en cada bando; entre los Aztecas había augurios que no señalaban nada bueno para el Imperio, como, la aparición de un cometa, el incendio del templo de Huitzilopochtli, sin motivo, la aparición de una mujer gritando en las noches “¡Ay, mis hijos!”, etcétera.

A ese ánimo decaído, se sumó la muerte de su gran jefe de los ejércitos y sumo sacerdote, Moctezuma, y a las pocas semanas de Gobierno del nuevo Tlatoani, Cuitláhuac, quien murió víctima de viruela.

Las tropas Mexicas estaban desmoralizadas, aun así, pelearon y se defendieron de una forma tremenda. En cambio, el mando español sobrevivió hasta el final de la Conquista.

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