Claroscuros desde el IMSS

Ráfagas Políticas
Ráfagas Políticas

 

Por: Lic. Ricardo Melgarejo Torres

Fundado en 1943, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es el pilar de la salud pública en nuestro país. A lo largo de las décadas ha sufrido de transformaciones hasta convertirse en el que brinda atención a más de 70 millones de derechohabientes. De esta manera, se estima que 6 de cada 10 mexicanos están afiliados al instituto.

Pero lo anterior también tiene un aspecto negativo. Es claro que el personal del IMSS es el que sufre de mayor agotamiento laboral en el país. El estrés es constante dentro de todos los médicos y enfermeras. Tan sólo se necesita observar las largas filas de pacientes en todos los hospitales. Lo más lamentable es la falta de personal. Ante la carencia de insumos e instalaciones obsoletas, los trabajadores hacen lo que pueden con lo que tienen.

En los pasillos de la clínica, los cientos de pacientes que acuden con la esperanza de recibir un alivio a su dolor físico muestran un aspecto decaído, no sé si por la enfermedad en sí, o por saber que al enfrentarse a las enfermeras, secretarias o doctores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) serán juzgados, regañados o mal atendidos.

La mala atención que algunos trabajadores del IMSS han tenido con la derechohabiencia se ha convertido en una especie de etiqueta al servicio de este organismo de seguridad social. Y al parecer, después de años de servicio, el señalamiento se mantiene.

Es injusto englobar a todo el personal del IMSS en el estereotipo del maltrato hacia la derechohabiencia, pues, diría yo, buena parte de los trabajadores del Instituto no contestan con malos modos a las cuestiones de los pacientes. Lo triste es que, a pesar de que ha pasado tiempo de haberse identificado el problema, este se mantiene, como si fuera un mal endémico de la institución.

Cabría decir que la percepción de esta mala atención ha mejorado. Ahora gente que he tenido la oportunidad de consultar dice “que siguen tratando mal, pero ya no tan mal como antes”.

Hace un par de semanas, el que escribe estas líneas tuvo la necesidad de acudir a una clínica del IMSS para tratar un esguince en la rodilla derecha. De inmediato la actitud inquisidora del personal se hizo presente, cuestionando en un tono nada amigable por qué acudía hasta el día martes a la clínica si el percance donde sucedió la lesión había sido el lunes, como advirtiendo que eso es motivo de negar la atención.

Si bien no hubo malos gestos durante el tiempo que tuve que estar en la clínica, las actitudes para responder es lo cuestionable, pues la amabilidad, la atención, el humanismo que deberían mostrar al tratar a personas con males corporales, no se dio.

En fin, que el reto para este Instituto seguirá siendo el mismo de hace por lo menos 15 años: mejorar las actitudes con la que atienden a la derechohabiencia .

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió las recomendaciones 26/2019 y 27/2019 al titular del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Zoé Robledo, porque personal de la dependencia prestó una inadecuada atención médica a dos pacientes, quienes fallecieron por esa situación.

El primer caso ocurrió el 18 de noviembre de 2016, cuando una mujer de 61 años con antecedentes de hipertensión arterial acudió a la Unidad de Medicina Familiar 52 en Cuautitlán Izcalli, Estado de México, por dolor intenso en rodillas y cabeza, para lo que el médico sólo prescribió diclofenaco y una radiografía.

Al día siguiente, la mujer presentó convulsiones, se desmayó y fue víctima de un derrame cerebral. Derivado del deterioro de su salud, falleció el 6 de diciembre de ese mismo año.

Ante esto, el equipo médico de la CNDH, que consultó el expediente médico y realizó entrevistas a los involucrados, concluyó que la muerte sí estuvo relacionada a omisiones médicas, como exploración física.

El segundo caso sucedió en octubre de 2014, cuando una paciente con 37 semanas de gestación fue trasladada al Hospital General Zona 14 en Hermosillo, Sonora, por presentar temperatura corporal y malestar en general por una infección urinaria y “sospecha de dengue”.

En días posteriores, la mujer empeoró y se le solicitó la interrupción de su embarazo, decisión que, según la CNDH, debió hacerse desde que la paciente llegó al hospital, no cuando su vida ya estaba en riesgo.

<<<<<<<<Maltrato y falta de medicamento, las principales quejas en el IMSS

<<<<<<<<<<<el maltrato del personal al paciente, la falta de medicamentos y limpieza deficiente en las unidades médicas.

 

 

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