Por Lic. Ricardo Melgarejo Torres
Saludos respetuosos a todos los seguidores de este medio de comunicación “El Látigo”.
Hoy escribo con un dolor inmenso, con cierta cólera e indignado, por crímenes de esa humanidad hacia la “MUJER”.
Y aprovecho para declararme el más devoto y apasionado amante de la mujer.
Levanto el más ensordecedor grito, con un carácter desesperado, con objeto, de que se oiga fuerte y a los cuatro vientos y en todos los confines.
También confirmo estar enérgicamente en contra del machismo, sexismo, misoginia, Androcentrismo, Falócrata, Cosificación femenina y toda violencia contra la mujer.
Empecemos por agradecer a la Mujer, por hacernos la vida más fácil, por alentar nuestros sueños, por apoyarnos siempre, por su eterna entrega, por el calor de su corazón y por estar siempre a nuestro lado en las buenas y en las malas.
Reconocer, que es lo más importante y maravilloso de este mundo, que cuando nos encontramos en la oscuridad, lo primero que hacemos, es en ir en busca de la mujer que siempre esta incondicionalmente con el hombre asustado, solo y en problemas.
Respetar a cada mujer, con todos los merecimientos, reconocimientos y admiración; por su fuerza, valentía, constancia y al mismo tiempo, por su ternura, delicadeza y cariño.
Benditas mujeres que en el diario caminar hacen de la historia un grito de libertad, de amor y de esperanza.
Proclamarlas, por ser personas soñadoras, atrevidas, complicadas, apasionadas, inteligentes, y lindas mujeres, por sus sonrisas y sus siluetas.
Cada mujer significa un impulso al mundo, por dar luz a la vida e inspirar al resto con valentía ante todo, pues, aunque algunos las cataloguen injustamente como «débiles», lo cierto es que ellas son más fuertes que muchos que se resisten en reconocerlo, han sido capaces en dar un sentido a la vida y de cumplir perfectamente su rol; refiriéndome al rol más importante que es la labor reproductiva y materna, que ha permitido la supervivencia de la raza humana.
También hay que dar el mayor reconocimiento a todas ellas, que nos han tolerado desde que dan a luz; soportando los inmensos dolores de parto, que un hombre difícilmente resistiría.
Pido perdón por todos aquellos hombres que las han lastimado, blasfemado, engañado, olvidado, usado, ultrajado y golpeado. Debemos sentir vergüenza de todo acto en contra de la mujer, y que no nos alcanzaría la vida para que perdonen todas las injusticias que hemos cometido en contra de ellas.
Un gran hombre no es el que haya tenido un sin numero de mujeres, sino aquel que ha tenido solo una y la conquista mil veces.
La mujer va más allá de su apariencia, de cómo se vea, de cómo hable. Se trata de algo más que el maquillaje y la forma en la que vista. Ellas son como la perfección.
Para concluir este artículo, debo hacer énfasis, “Que una Mujer se describe como la perfección de la humanidad o muy parecida a ella.
¡¡Que vivan las mujeres!! Ellas nos hacen hombres.
Me despido satisfecho, por haber escrito lo que antecede. Por qué pude desahogarme, de los sucesos atroces contra las mujeres. Declarándome de ser feminista y poder defender a lo más apreciado del hombre “Las Mujeres divinas”.
Amenazo; esta es la primera parte de dos.
Quedo a sus órdenes para cualquier aclaración, crítica y observaciones.
El Correo es: rmt5252@hotmail.com
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