Breve historia de la Bandera de México.

Por Osharu.

Considerando la festividad que el día de hoy nos ocupa, siendo el 24 de febrero, se festeja nuestra enseña nacional, llámese bandera de México, es por ello, que hacemos necesario el tener ciertos argumentos que nos ilustran tal referencia, basados en los sucesos que acompañan nuestra historia, o sea, tomaremos en principio de cuentas la condición en la que, se resaltan acontecimientos como los tan marcados que son cuando, el General Porfirio Díaz ordenó que el águila apareciera de frente y con las alas extendidas; por su parte, el constitucionalista Venustiano Carranza, designó la posición en perfil izquierdo y conservando las características originales asumidas y establecidas por los mexicas en la leyenda sobre la fundación de Tenochtitlán.

Derivado de esa descripción, diremos la cuarta Bandera de México, como se le conoce a la actual versión de la Enseña, fue adoptada por decreto el 16 de septiembre de 1968, y confirmada por la ley correspondiente el 24 de febrero de 1984, creyéndose que uno de los principales motivos para el rediseño definitivo de la bandera fue el papel de México como anfitrión de los XIX Juegos Olímpicos a celebrarse en el país, además de la condición que se presenta, en su similitud con la bandera italiana por utilizar la misma triada de colores.

Hablar acerca de los colores que la definen, como son el verde, blanco y el rojo, expongo que en un comienzo representaron el contexto en el que la Enseña había sido configurada: el blanco estaba destinado a la fe católica, el rojo representaba la unión entre Europa y América mientras que el verde simbolizaba la Independencia de la corona española, por ende, a medida de que México se consolidó como nación y dejó de lado la influencia religiosa en los asuntos de Estado, los colores de la bandera de México adoptaron nuevos significados que se reconocen ahora como representativos de este símbolo patrio: el verde como la esperanza, el blanco como la unidad y el rojo en representación de la sangre derramada por los héroes que dieron patria, libertad y la condición republicana que se tiene en estos tiempos, aunque haya símbolos de retrocesos, indudadeblemente, como se ha afirmado en otros análisis de nuestra historia.

Ineludiblemente y con mucho respeto, citaré aspectos en los que nos compromete de acuerdo a la situación de ser miembros de ésta bella Nación, manifestando, entre los comportamientos que los mexicanos están obligados a llevar a cabo frente a este símbolo patrio destaca el saludo civil a la Bandera Nacional con la mano derecha extendida frente al corazón y el Juramento a la Bandera pronunciado en las ceremonias de cada lunes en todas las escuelas del país.

A lo anterior, sumaremos la descripción en la que destaca, existen días de rendir honores a la bandera con carácter obligatorio, así como días en los que debe izarse a media asta considerados de duelo nacional, en ese sentido, bien valdría la pena remitirnos a la razón donde se queda el mejor de los testimonios para éstas fechas, pudiéndose consultar en lo establecido de la Ley sobre el Escudo, la Bandera y su Himno Nacional, con última reforma en octubre de 2013, siendo incluso, un legislador federal originario de Aguascalientes, el que la propuso o abonó en esa reforma, como lo fue, el del PRI Profesor Héctor Hugo Olivares Ventura, evitándose el desorden de su empleo, uso o falsas interpretaciones inclusive.

Resumiendo lo aseverado, concluimos, se reconoce como el Día de la Bandera de México el 24 de febrero, en virtud de ser esta fecha en la que se adoptó oficialmente la actual Enseña Nacional el Ejército Trigarante, formado por las tropas de Iturbide y Guerrero, promulgándose el Plan de Iguala en la ciudad del mismo nombre, con el que se dio término a la lucha de Independencia, sin dejar de reconocer en ello, Iturbide y Vicente Guerrero, respectivamente, fueron los personajes quienes hicieron los primeros juramentos frente al símbolo patrio, es una experiencia que marcó el respeto que nos merece y fundamentalmente el compromiso de sentirnos orgullosos mexicanos, pero no de dientes para afuera, si no, de convicciones firmes, valientes, decididas que nos den la certeza de defender nuestro territorio y su insignia llámese la ilustre Bandera de México que hoy festejamos, bajo el supuesto, digo, espero equivocarme, de ser así, daría mayor gusto hacerlo con las características exigidas y enunciadas en párrafos anteriores, tomando en cuenta, su evolución y real significado..