Por Oscar Manzano.
Cantaban y cantaban al unísono de la mandolina, recordando los ayeres de la vida antigua, resaltaban las anécdotas que como Amigos se tuvieron, y enmarcados en la Tuna, la pasión torera le salía; ilusiones y tertulias, desprendieron la pasión de Pepe, conformando así, entonces, aquel grupo tan gitano que llevaría por nombre, Centro Taurino México-España; sitio de espléndidos momentos, brindis amenos y comparsas, del ilustre acontecer allá en los de toros, que siempre desde la barrera agasajaba.
Arrancando desde el pecho lo bohemio, surgen alegrías y cantos, despertando esas suertes charras tan temidas, que bordadas con aplomo y valentía, simplemente un legado nos dejaron, sobretodo, de la formación íntegra de un hombre, orgulloso mexicano lo sería, así, brillaba la emoción del tan apreciado y charro Morán Romo, quien al saludo del sombrero prometía, un respeto inigualable hacia las gradas, donde aplausos, sin distingo merecía, llevando entonces a buen termino su turno tras la exhibida gentil de su corcel, mismo que, al correr y engalanarse, alegrías y sonrisas rescataba de su rostro.
Así las cosas de la vida, bien lo diría aquel cantante en sus atinadas melodías, aquellas que fueron luego tan cantadas, de cariño siempre se endulzaban, acompañando desde luego en aquel juego, esa toma del mezcal que no faltaba, salud!!! era el llamado que erizaba nuestra piel, reflejándose en sí el entusiasmo, que tanto demostraba sin espasmos, la cosecha de un sentimiento puro y sincero, dándose la respuesta siempre y tan fraterna, sellándose con broche de oro, una amistad verdadera a lo largo de los años.
Resonaba esa letra “un domingo en las tarde, se tiró al ruedo, para clamar sus ansias, de novillero….torero, valiente, despega esa voz de sin miedo, sin miedo a la muerte” mientras se correspondían aquellos ecos de tristeza, al tenerse lamentablemente con el llanto, la irreparable partida de éste mundo, del ameno y afable José Gerardo, oleeeé, oleeeé, coreaban desde el cielo ángeles que lo aguardaban, más sin embargo, acá en la tierra, un gran hueco se formaba; sin aliento y esperanza se lloraba sin parar, sobretodo, los que lo estimamos y amamos de verdad, esperando un sinfín de bendiciones, en la búsqueda de la luz perpetua para él, rezamos en conjunto. ¡descanse en paz!, así sea.
Un adiós quizá se lo trajimos, pero ante el dolor que se provoca tras su muerte, solamente un ¡Hasta Siempre! mi buen Pepe te decimos, que la gloria sea la brújula en tu nuevo destino, recordaremos tu bondad, nobleza y entereza que como hijo, esposo, padre y gran Amigo, en el surco de la vida lo sembraste, recuérdalo, con tu ejemplo de fortaleza, te mantendrás activo en nuestros corazones, siéntelo y disfrútalo, que de la mano con Dios, seguiremos en tu equipo, triunfaremos y daremos a tu memoria, la conquista de los ideales, sueños y anhelos que faltaron, para que, con tu mirada amorosa, seas pues, testigo de todo eso, no te olvidaremos y mejor, acercaremos las oraciones necesarias para Ti…..
Dejando patente el deseo de todos, entenderemos esas lastimosas asimetrías que se tienen en la vida, tal cual, como reflejo de sus tantos consejos que vertía, en la búsqueda de la mejora continua que Morán nos describía, ahí, estarás y vivirás….
Caballero y de gran guerra, vértice de la fiesta brava, rebozándose en la frase del matador Enrique Ponce “La búsqueda de la imposible perfección es lo que te hace soñar” explicamos así, tu ansía torera que te acompañará.
Q.E.P.D. saliendo por la puerta grande, nuestro distinguido
Don José Gerardo Morán Romo!!!
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