“Una historia y un café”

Columna del Mtro. Héctor Navarrete Mendoza.
Columna del Mtro. Héctor Navarrete Mendoza.
"Una historia y un café"
“Una historia y un café”

Por el Mtro. Héctor Navarrete Mendoza

Richard Bell: El payaso Ingles que divirtió a Porfirio Díaz y que uso para pacificar al País. ¿Lo Sabías?

La historia del hombre que hizo reír a carcajadas al público a finales del siglo XIX y principios del XX, conocido en cada rincón de la nación y considerado “más popular que el pulque”.

Hace mucho tiempo, un payaso de nacionalidad inglesa llamado Ricardo Bell llegó a México por primera vez en 1869. Acompañado de sus hermanos, llegó al gran circo Chinelli (posteriormente regresó y se quedó en el País con el circo Orrín) y pasó una época muy difícil en México. Sin embargo, el general Porfirio Díaz lo cobijó a él y a su familia.

Mucha gente que vivió aquella época recuerda a Ricardo Bell con mucha luz y cuando se les pregunta sobre éste, responden con comentarios como: “Mis padres tomaban el tren de Morelia cada año, sólo para ir al circo de Orrín y ver a la estrella, Ricardo Bell…

Incluso artistas de aquel entonces, como Juan de Dios Peza, gran poeta de la segunda mitad del siglo pasado, dijo en una ocasión: “Bell es más popular que el pulque”.

Ahora bien, este notable hombre que cautivó los corazones de los mexicanos, jóvenes y viejos, ricos y pobres, durante dos generaciones fue un inglés nacido en 1858 en la localidad de Deptford, Inglaterra. Fue hijo de James Bell, de Escocia, y Emily Guest, de Irlanda.

La carrera de Bell empezó cuando debutó en el circo en Lyon, Francia, a los tres años de edad, siguiendo la tradición artística de su familia, pues su padre fue un famoso productor de pantomimas en el Crystal Palace.

Años más tarde, en 1866, Ricardo y sus hermanos se habían convertido en fabulosos acróbatas ecuestres en el circo Chiarini.

Al poco tiempo después de haberse presentado en las principales ciudades de Europa, los cuatro hermanos Bell viajaron de San Petersburgo a Nueva York.

Viajando por el mundo, Bell pisó tierra mexicana por primera vez en 1869, cuando llegó con el gran circo Chinelli. En esa época, México atravesaba por un momento muy difícil de descontento, anarquía y violencia en el campo.

En una ocasión, los cuatro hermanos se estaban escondiendo en un pajar en Oaxaca pues la guerra ya les había arrebatado los caballos con los que se transportaban. Fue entonces que un comandante los persiguió pero al poco rato detuvo la búsqueda de los aterrados inocentes, que después de esto prefirieron entregarse.

Al relatar su historia sobre las condiciones en las que estaban viviendo, el oficial les recomendó que regresaran a Inglaterra. Pero el comandante Porfirio Díaz les dio otro trato, dándoles apoyo del tipo paternal. A partir de entonces

Para 1883, el payaso ya había perdido a dos hermanos y a su madre, además se había casado con una mujer española, a quien conoció en Santiago, Chile. Francisca Peyres se convirtió en la esposa de Ricardo en 1879 y tuvieron 22 hijos, de los cuales sobrevivieron 13.

Paca, como él siempre la llamó, y su madre, mamá Engracia, quien vino a vivir a México con la creciente familia, desempeñaron un papel muy importante tras bambalinas en la vida del payaso.

Dentro de su vida laboral, el circo de Orrín fue descrito como una institución pública y no como un negocio, pues su importancia era tal que se convirtió en la columna vertebral de la comedia en México de aquella época y que trajo paz a un México donde reinaba el descontento social y prevalencia la pobreza extrema.

Bell ganó mucha popularidad y toda la gente lo quería, tal es así que a magnificencia de sus presentaciones, que se realizaban con excelente música de fondo interpretada por la orquesta, siempre eran recibidas con un gran entusiasmo y las más profusas alabanzas en los diarios de esos tiempos. “El circo sin Bell sería cómo Hamlet sin el príncipe de Dinamarca”.

Sin embargo, los tiempos cambiaron y en México las crisis y la carencia azotaron a la población, ya la comedia no era un remedio. Así fue que Bell, a pesar de ser una figura pública muy importante, se dio cuenta de la tristeza que inundaba a los mexicanos.

Después de 1900 México comenzó la sublevación y revueltas armadas, como eran tiempos difíciles le recomendaron que saliera del país en lo que se pacificaba la situación, al ser un hombre dedicado a su oficio y a su familia, consideró como una mejor opción volver a Europa. Lo que no sabía era que jamás regresaría a nuestro país.

A principios de 1911, Ricardo Bell se enfermó de gravedad luego de haberse expuesto a una ventisca. Rodeado de su familia, murió el 12 de marzo a la edad de 53 años y fue enterrado en Nueva York.

En México, los admiradores del payaso recibieron la noticia con gran tristeza e incredulidad.

“A Ricardo Bell en el cielo… ¡Si hubieras muerto aquí y no en Estados Unidos!, nosotros los niños hubiéramos podido cuidarte y cubrir tu tumba con flores de Xochimilco, gardenias de Córdoba, violetas de Tlalpan y rosas de Ixtacalco…” fueron las palabras de un niño que algún diario mexicano publicó, recordando al emblemático payaso a 50 años de su muerte.

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