“Una historia y un café”

Columna del Mtro. Héctor Navarrete Mendoza.
Columna del Mtro. Héctor Navarrete Mendoza.

 

“La Zona del Silencio en el desierto de Durango"
“La Zona del Silencio en el desierto de Durango”

Por el Mtro. Hector Navarrete Mendoza

“La Zona del Silencio en el desierto de Durango”
Sus mitos y verdades. Lo sabias?

“Una historia que fue inventada deliberadamente para generar turismo y fue mostrada al mundo a través de los medios de comunicación.”

“Su desarrollo es una historia digna de una tesis sobre cómo la información, sin importar cuán errónea sea, puede propagarse por todo el mundo y desarrollarse a partir de un hecho ficticio”.

En el norte de Durango, en la zona de Mapimí, hay una extensión desértica que es conocida como la “Zona del silencio”. Existe la creencia, de que en esta zona las transmisiones electromagnéticas no se propagan, las brújulas no apuntan al norte magnético y la flora y fauna son muy singulares.

Se dice que en 1966 fue descubierta por el ingeniero químico Augusto Harry de la Peña, que trabajaba para Petróleos Mexicanos. Se dice que él fue quien llamó la atención de los científicos por porque el área no hacía posible la propagación de ondas hertzianas y ondas de radio.

Entre Durango, Chihuahua y Coahuila, en el paralelo 26 y 28, se encuentra los que se ha llamado Vértice de Trino; porque las ondas de radio no pueden ser transmitidas de manera normal y esto se da sólo en algunas pequeñas áreas debido a que existen campos magnéticos.

También ayuda, que esta zona se encuentra en el mismo paralelo que el Triángulo de las Bermudas, las Pirámides de Giza, o las ciudades sagradas del Tíbet.

Entre los mitos e historias sobre el área de silencio, destacan las “extrañas anomalías magnéticas que impiden la transmisión por radio”, mutaciones en la flora y fauna e incluso visitas de extraterrestres.

Otras historias hablan de extrañas luces en el cielo, arbustos ardiendo y lluvia de fuego.

Una de estas historias es el incidente de Ernesto y Josefina Díaz un13 de octubre de 1975 cuando la pareja se montó en su pickup con destino la Zona de Silencio para recoger muestras de rocas y fósiles.
Fueron sorprendidos por una tormenta que anegó el terreno, en el que se les quedó atascado el coche. Cuando estaban intentando liberarlo, dos seres muy altos y con chubasqueros amarillos se les acercaron. Les pidieron que se montasen en el coche mientras que ellos sacaban el vehículo y consiguieron retirar con facilidad. Al mirar atrás, los seres habían desaparecido.

Lo cierto es que en julio de 1970, un misil de pruebas Athena fue lanzado desde una base militar estadounidense cerca de Green River, Utah, en dirección al polígono de WSMR, pero perdió el control y cayó en esta zona.

El cohete transportaba dos pequeños contenedores de cobalto 57, un elemento radiactivo. Así que un equipo de especialistas fue a buscar el misil por tierra y aire tardándose tres semanas en encontrarlo.

Cuando se localizó el cohete, se construyó una carretera para transportar los restos y una pequeña cantidad de tierra contaminada. Como resultado de las operaciones de rescate de la Fuerza Aérea estadounidense.

Con la localización del cohete, también se creó un tramo de vía férrea desde la Estación Carrillo, diciendo que los especialistas no solo se llevaron el cohete, sino también toneladas de arena del desierto con el pretexto de que estaba contaminada, bajo un fuerte dispositivo de seguridad.

Lo cierto es también que con el apoyo de la UNESCO, el Instituto de Ecología, el CONACYT y otras organizaciones desarrollando un programa Man and Biosphera trabaja el laboratorio de la Reserva de la Biosfera por donde han pasado muchos científicos mexicanos y extranjeros realizando muy importantes investigaciones sobre la flora y la fauna de la región y cuyos trabajos han beneficiado no solo a nuestro País sino a la comunidad internacional en general.

La zona, en efecto, es una reserva ecológica, para proteger las especies ambientadas en ese clima desértico, que en algunos casos son únicas y en peligro de extinción (aunque no mutantes). Esto ocurre por ejemplo con la tortuga de Mapimí, la más grande de América del Norte.

Y hasta aquí llega lo único extraordinario de lo que se tiene evidencia de esta región mexicana. Todo lo demás son historias que se han ido propagando, aumentando el halo de misterio que envuelve a la “zona del silencio”.

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