!Miguel Hidalgo. La inexplicable retirada de la Ciudad de México!

Columna HNM
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La mañana del 16 de septiembre de 1810 el cura Hidalgo comenzó la guerra de independencia. Partió de Dolores con un pequeño contingente y pasaría por varias ciudades del Bajío, donde, fue sumando adhesiones a su movimiento armado.

Pero ¿qué planeaba hacer exactamente el cura Hidalgo?

Es posible que Hidalgo, pensara que la independencia se lograría al ir tomando cada vez más ciudades y villas que ya no obedecerían al gobierno virreinal, y que ahora, se mantendrían rebeldes a manos de los insurgentes.

La idea, era despojar poco a poco, de ciudad en ciudad, el poder y control del gobierno del virreinato.

El cura iba capturando españoles a su paso por cada sitio. Ya luego, se vería qué se haría con ellos. A Morelos le encargaría tomar el puerto de Acapulco.

Hidalgo sabía, que no solo se trataba de ir tomando ciudades, sino que, era necesario acabar con las principales rutas y puertos de comercio español para darle un golpe definitivo a la monarquía, pues, la Nueva España (tanto en recursos como en rutas) era fundamental para mantener los principales ingresos a las arcas reales.

Los insurgentes se hallaban tan cerca de tomar la ciudad de México, que hasta los pueblos vecinos de Tlalpan, San Ángel y Coyoacán ya habían sido ocupados.

Cuajimalpa: centro insurgente
La tarde del 31 arribó por el Camino de Cuajimalpa un coche escoltado con 4 soldados de esos que en aquella época se llamaban “dragones”, acompañados de unos cincuenta jinetes y que traían una bandera blanca.

En él venía el general Jiménez con otros tres oficiales encargados de entregar un pliego intimidatorio al virrey donde, pedían la rendición de la capital.

Pero fueron topados en Chapultepec y el pliego fue enviado al virrey, pero al llegar a manos de Venegas, este se envalentonó y no esperaban que rechazara tajantemente la oferta de Hidalgo de entregar la ciudad y tan fue así, que hasta dio la orden “que se les hiciese fuego, si no se marchaban pronto”.

Por su parte, la gente de la ciudad, supuso entonces que en respuesta los insurgentes regresarían y marcharían contra la capital y con ese temor se pasó la noche del 31 y la madrugada del siguiente día de terror e incertidumbre.

Nos cuenta Jaime Olveda que por la mañana del 1 de noviembre, la fiesta de todos los santos, “se corrieron las voces de que los insurgentes ya estaban bajando de los montes” a todo galope.

Según este historiador, cualquier polvareda levantada que se visualizaba a lo lejos, hacía creer, que eran los insurgentes que ya se aproximaban, pero nunca imaginaron que Hidalgo seguía permaneciendo en Cuajimalpa, quieto y sin hacer ningún movimiento, pensativo y reflexionando.

“Mientras tanto, se mantenía la espera de la orden de Hidalgo que nunca llegó”

Los insurgentes comisionados regresaron nuevamente a Cuajimalpa a las cuatro de la mañana. Los principales caudillos insurgentes esperaban entonces que Hidalgo diera la orden para entrar a tomar la capital, pero Hidalgo la dudo y decidió no hacerlo.

Nos cuenta el historiador Carlos Herrejón que Hidalgo y Allende esperaban que al aproximarse su ejército a la CDMX, un grupo de diez mil o doce mil hombres saldrían para apoyarlos: “tal vez suponían que la adhesión se daría al inicio del ataque, pero se impuso el cura argumentando que sin la seguridad de contar con tales partidarios y ante la falta de municiones no era aconsejable arriesgarse, pues el enemigo había hecho estragos con muy poca artillería”.

Así que sin más discusión, “como a las once de la mañana del 1 de noviembre se levantó el campamento” Hidalgo dando la orden de retirada alejándose de la capital.

Historiadores e investigadores, han tratado por mucho tiempo de descubrir cuáles fueron las razones que impulsaron a Miguel Hidalgo a ordenar la retirada en ese momento de la ciudad cuando era evidente que ya la tenia, ya se encontraba casi adentro y era suya.

Esta decisión de la retirada de la ciudad de México, tan desacertada como extraña, se ha asentado en la historia como un hecho confuso que no posee una explicación certera y convincente.

Las fuerzas insurgentes se hallaban tan cerca del corazón de la Nueva España hoy CDMX que hasta los pueblos vecinos de Tlalpan, San Ángel y Coyoacán ya habían sido ocupados.

La ciudad estaba prácticamente indefensa, su geografía la hacía muy vulnerable por muchos frentes y estaba puesta a merced de los rebeldes.

Su conquista no hubiera representado ningún problema. Entonces, ¿porqué el jefe de los Insurgentes renunció en la última hora a tomar la ciudad? Si hubiera seguido adelante como era por demás lógico, la historia de la independencia hubiera sido otra, hasta habría cabido la posibilidad, de que, el movimiento hubiera quedado casi finiquitado con la toma de la capital o por lo menos, haber sido de mucha menor duración.

Algunas especulaciones pretenden explicar lo inexplicable:

Miguel Hidalgo y Costilla decidió no entrar a la ciudad de México con la muchedumbre posiblemente por varias razones:

1. Temor a la represión: Hidalgo temía que las fuerzas españolas, comandadas por el virrey Francisco Xavier Venegas, lo derrotaran y masacraran a la multitud.

2. Falta de armamento y entrenamiento: La multitud estaba mal armada y no tenía entrenamiento militar, lo que los hacía vulnerables a una derrota.

3. Riesgo de dañar la ciudad: Hidalgo no quería dañar la ciudad ni poner en riesgo otra vez mas la vida de los civiles como había pasado en la masacre de Guanajuato.

4. Esperaba negociar con el virrey: Hidalgo esperaba negociar con el virrey Venegas y obtener concesiones sin necesidad de recurrir a la violencia. Pero jamás imagino que el virrey se doblaría envalentonado para enfrentarlo.

5. La multitud estaba desorganizada: La multitud que lo seguía estaba desorganizada y sin un liderazgo claro, lo que dificultaba su control y dirección para tomar la grande ciudad.

6. La élite local de la ciudad no lo apoyaba: La élite seguía sin apoyar a Hidalgo, lo que le restaba legitimidad y apoyo por lo mismo que venía asesinando a la raza española.

7. Temor a ser visto como un bandido: Hidalgo temía que, si entraba a la ciudad con la multitud descontrolada, fuera visto como un bandido y no como un líder legítimo.

8. No contaba con la negativa del virrey Francisco Javier Venegas del 1º de noviembre de rendir la ciudad a los emisarios de los insurgentes Mariano Jiménez y Mariano Abasolo y que se envalentonaria pidiéndoles su retirada inmediata si no abriría fuego contra ellos.

9. La cercanía de los poderosos ejércitos realistas de Felix María Calleja y Manuel Flon que ya iban en camino.

10. La escasez de parque y víveres después de la batalla del Monte de las Cruces, un factor importante que pudo haber influido en la decisión de Hidalgo.

11. La importante reducción del tamaño de los efectivos insurgentes tras la misma batalla.

12. Desconocer la geografía y los puntos vulnerables de la ciudad.

Sin embargo, la noticia en la capital, de este milagro inesperado de la retirada de Hidalgo, ante el terror e incertidumbre de sus habitantes se convirtió en un festejo con ánimo triunfador.

La retirada de la Ciudad de los rebeldes encabezados por Miguel Hidalgo se tomó al mismo tiempo como una gran victoria para la ciudad y como una gran derrota para los insurgentes.

El virrey en la euforia, presumió inexplicablemente, que la batalla del Monte de las Cruces (hoy municipio de Ocoyoacac, Estado de México) había sido un gran triunfo.

Se llegó al extremo de considerar al Coronel Torcuato Trujillo como el “salvador de la ciudad” no obstante la acción tan vil y reprobable que se llevó a cabo en tal batalla.

Se crearon reconocimientos, tributos y ceremonias que alababan la valentía de los supuestos vencedores de los rebeldes.

Agustín de Iturbide, uno de los pocos sobrevivientes de la reciente batalla fue ascendido a capitán.

Mientras tanto las menguadas fuerzas de Miguel Hidalgo decidieron en su retirada tomar otro rumbo con dirección hacia la ciudad de Querétaro.

Otra extraña decisión ya que por esos rumbos desconocía Hidalgo que ya venían en su encuentro los ejércitos realistas.

Un grave error que preparaba el terreno para el inicio de la derrota de Hidalgo, su posterior captura y al siguiente año su triste final, con la orden de su fusilamiento”

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