“Una Historia y un Café”

Columna HNM
Columna HNM

 

“La leyenda del gran TLAHUICOLE, el GUERRERO valiente que murió leal a su pueblo”

Varios años antes de que los españoles llegaran a Tenochtitlán, se difundió un rumor sobre un guerrero cuyo coraje y fuerza eran tan impresionantes que sus oponentes temblaban ante la mención de su nombre. Este héroe fue Tlahuicole, un joven otomí que se convirtió en líder del ejército tlaxcalteca.

Durante una de las muchas batallas por el territorio entre México y los Tlaxcaltecas, Tlahuicole se encontró atrapado en un terreno pantanoso.

Luchando con sus piernas cansadas, fue capturado y llevado a Moctezuma. Después de la batalla, Tlahuicole fue entregada a Moctezuma, quien conoció de sus hazañas y su valor y lo honró.

Moctezuma, impresionado por la valentía del guerrero, le ofreció un puesto decoroso. Sin embargo, Tlahuicole, que era leal a su pueblo, rechazó esta oferta.

Moctezuma, sorprendido por su lealtad, le ofreció la libertad, pero Tlahuicole también rechazó esta oferta, no queriendo regresar a su ciudad, que había caído en manos del enemigo, lo que consideraba una vergüenza. Ante tal acto de valentía y devoción, Moctezuma quedó aún más asombrado. Decide despedirse de Tlahuicole con honores, pero primero le regala una semana de honor en forma de vacaciones, comida y bebida.

El día de la separación, Tlahuicole tenía una pierna atada al temalacatl, una pesada plataforma en forma de disco.

Armado con el macuahuitl, un arma ceremonial de madera, Tlahuicole se enfrentó a poderosos guerreros jaguares y águilas. Aunque estaba atado, aún pudo resistir y defenderse. Sin embargo, sus fuerzas se agotaron y finalmente fue derrotado. Su cuerpo fue llevado a Cuauchicalli, donde un sacerdote le realizó los últimos ritos y lo subió a la montaña para ofrecérselo a Huitzilopochtli, Dios de la guerra y del sol.

Gracias a esto, el valiente guerrero obtuvo la inmortalidad y su leyenda ha perdurado a través de los siglos, inspirando a generaciones con su coraje y su inquebrantable devoción. La inmortalidad de Tlahuicole, cuya historia se transmite de generación en generación, encarna los valores más altos de su cultura: coraje, honor y lealtad. Su negativa a traicionar a su pueblo y su disposición a afrontar la despedida con dignidad lo convirtieron en un símbolo de resistencia y valentía.

El recuerdo de Tlahuicole permanece vivo en los corazones de quienes aprecian el espíritu indomable y noble de quienes prefirieron no regresar antes de avergonzarse.

Su sacrificio no fue sólo un acto de valentía personal sino también un testimonio del profundo amor y devoción que tenía por su pueblo.

La leyenda de Tlahuicole nos recuerda que la verdadera inmortalidad no reside en la vida eterna sino en las grandes y honorables hazañas que inspiran a otros a lo largo del tiempo. De esta manera, el nombre de Tlahuicole seguirá resonando no sólo como un guerrero invencible sino también como un héroe cuyo legado es un faro de coraje y devoción incansable.

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