García Luna pide clemencia al juez Brian Cogan y afirma que México vive una ‘gran convulsión’

García Luna pide clemencia al juez Brian Cogan y afirma que México vive una ‘gran convulsión’
García Luna pide clemencia al juez Brian Cogan y afirma que México vive una ‘gran convulsión’

Pide al juez que le permita volver lo antes posible con su familia y señala que ha estado encarcelado en duras condiciones de aislamiento.

 

Genaro García Luna le dirigió una carta al Juez Brian Cogan, horas antes de que le fije condena por vínculos con el crimen organizado.

El exsecretario de Seguridad Pública niega haber trabajado con criminales y sostiene que su nivel de vida no fue ostentoso.

Pide al juez que le permita volver lo antes posible con su familia y señala que ha estado encarcelado en duras condiciones de aislamiento.

Previamente su defensa legal solicitó la pena mínima de 20 años.

En su carta sin fecha, García Luna afirma que el país está sufriendo una “gran convulsión”, de la que acusa al “actual presidente de México”, señalando que se “desmantela” el Poder Judicial y se pretende encarcelar a “quienes combatimos a sus aliados políticos vinculados al narcotráfico”. Así lo dice:

Mi país está sufriendo una gran convulsión, por orden del actual presidente de México, se acaba de desmantelar el poder judicial del país (jueces, magistrados, ministros, corte) y se pretende encarcelar a quienes combatimos a sus aliados políticos vinculados al narcotráfico, México está entrando en una etapa muy peligrosa, alejándose de la democracia y coartando las libertades individuales; se acaba de declarar una pausa y suspensión de las relaciones oficiales entre EU y México, amenazando y poniendo en riesgo el trabajo coordinado entre EU y México para generar bienestar social a los ciudadanos de ambos países, combatir la delincuencia-narcotráfico y preservar la seguridad regional hemisférica.

Aquí la carta completa (transcripción):

Señoría, soy originario de México, vengo de una familia de clase media conformada por mis padres y seis hermanos, yo soy el menor. Fui testigo del esfuerzo incansable de mis padres por brindarnos alimento, techo y educación; fuimos formados con valores de respeto, honor y amor a la vida; mis hermanos y yo culminamos nuestras carreras profesionales en universidades públicas con el apoyo y conclusión de mis padres, con un gran sentido de la ética nos enseñaron a trabajar, respetar a nuestros semejantes, ser personas de bien en la comunidad, libres de vicios y un grado cobalto de respeto y amor a nuestra patria.

Con esos principios me casé con una maravillosa mujer con quien formé una familia conformada por dos hijos, quienes significan todo en mi vida. Mi esposa y yo luchamos incansablemente, trabajando para sacar adelante a nuestros hijos y ofrecerles, en el marco de nuestras posibilidades, las mejores condiciones para ser felices en la vida, sin maltratos, sin excesos, de acuerdo a nuestros ingresos.

Mi familia fue testigo de mi difícil profesión, con jornadas de trabajo agotadoras y esfuerzos sobrehumanos para luchar contra la delincuencia y la violencia que vive mi país. Somos una familia unida, solidaria, con mucho amor; todo mi tiempo libre lo dedicaba a mi familia, comíamos juntos, orábamos juntos, estudiábamos juntos, hacíamos deporte juntos, caminábamos juntos, reíamos juntos, éramos sumamente felices juntos. Mis hijos crecieron en este ambiente, sin vicios, sin maldad, sin excesos, no consumen drogas, no consumen alcohol, no están ni han estado vinculados a ningún acto de violencia o delincuencia, mi hija recientemente se graduó de su maestría en la Universidad John Hopkins y mi hijo en la Universidad de Perdue, ambos con becas, préstamos económicos; viajan en transporte público con mi esposa, mantienen su vida trabajando, estudiando y ayudando en lo que se puede como siempre lo hemos hecho.

Desde niño mis padres me enseñaron el daño terrible que causan las drogas, como destruyen a las personas, a las familias y a las comunidades. Desde entonces siempre las he repudiado y rechazado. Cuando tuve la responsabilidad de combatir el narcotráfico fui implacable contra los criminales que las producen, las trafican y se lucran con ello; Nunca he consumido drogas, no tengo vicios. Cambié mi residencia de México a EUA buscando condiciones de vida y educación para mis hijos. Tengo un firme respeto a la ley, comparto los valores de democracia, justicia y desarrollo humano que tiene este país.

Soy ingeniero con maestría en economía y negocios, como parte de mi formación profesional tuve la oportunidad de ser directivo en los servicios de seguridad e inteligencia más reconocidos de mi país, EUA y Europa. Soy el mexicano con más reconocimientos y condecoraciones en estos países por la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, sujeto a los más altos estándares de vigilancia, evaluación y control. Dentro de la escala más allá de mis responsabilidades, fui depositario de información clasificada como secreta y de seguridad nacional entre EUA y México, tuve la oportunidad personal y profesional de compartir innumerables tareas oficiales del más alto nivel de seguridad para ambos países con altos mandos de áreas de inteligencia y seguridad norteamericana.

Impensable tener ese nivel de responsabilidad, información estatal y seguridad regional hemisférica, sometida a niveles de control y vigilancia del más alto nivel; y al mismo tiempo tener contacto o vínculos con criminales con fines de lucro; son dimensiones totalmente inconcebibles, fuera de la realidad.

Cuando la razón de las cosas, las convicciones, el sentido de la vida, los principios y promesas con nuestros padres son la familia, la patria, la comunidad, el dinero no tiene valor.

Mi vida entera y la de mi familia es pública, nuestros ingresos-gastos han sido revisados ​​año tras año durante más de 20 años, en nuestra forma de vida no hay excesos, no hay abusos, nuestra conducta en sociedad siempre ha sido respetuosa y fraternal con las personas que lo necesitan, en nuestra historia de vida no hay registro ni antecedentes de contacto o vínculo con ningún delincuente.

La experiencia en humanidad indica que la forma de educar de la mujer es con el ejemplo, nadie que esté vinculado a la delincuencia, particularmente al narcotráfico, puede alejar a su familia de este fenómeno o alejar a su familia de vivir o usar el dinero y las condiciones que generan este tipo de delitos y menos aún tener la autoridad moral para educar y desarrollar personas de bien en sociedad. He estado detenida en MDC Brooklyn por un periodo de 58 meses, casi 5 años, en condiciones inhumanas, he sido testigo de homicidios, apuñalamientos y amenazas sistemáticas a mi integridad, me contagié de COVID, recluida en celdas para morir o en el mejor de los casos sobrevivir sin medicamentos, me tocó ver morir a compañeras de unidad. Estuve segregada casi un año en celdas de castigo sin haber violado ningún reglamento, no tengo reporte ni registro de mala conducta o infracción en todo este tiempo.

En toda esta adversidad mi estancia en MDC Brooklyn ha sido un reflejo de mi vida, he estado trabajando todo este tiempo en las diferentes unidades en las que he estado; En el departamento de educación soy instructora de GED, desarrollé el programa y el contenido académico para acreditar y obtener el certificado de GED que otorga el gobierno del Distrito de Columbia.

De igual forma, soy instructora en programas para usuarios de drogas, para educar sobre los riesgos del consumo de drogas y motivar a los reclusos a buscar tratamiento durante su encarcelamiento. Esto ha permitido que decenas de personas vinculadas a delitos con alto grado de violencia, consumo y venta de drogas, y delitos de alto impacto en la comunidad, encuentren un nuevo camino para sus vidas, con nuevas alternativas para sustentar a sus familias.

Las personas que han obtenido el certificado de GED salen transformadas con nuevos conocimientos para integrarse productivamente a la comunidad y con una nueva perspectiva de respeto a la sociedad. En este contexto fui seleccionada para tomar clases con la Universidad de Columbia, en el programa de educación penitenciaria. En resumen, trabajo, doy clases, continué mi educación y hago trabajo comunitario con reclusos.

Lo sumamente doloroso y triste de esta estancia en MDC Brooklyn es que me ha privado de estar con mi amada familia, compartir con ellos, reír con ellos, no pude estar en las graduaciones de mis hijos que tanto anhelaba, me he perdido de su desarrollo en una de las etapas más hermosas de la vida; mi adorable hija está por casarse con un gran ser humano al que solo conozco a través de la voz de mi esposa y me he perdido del desempeño de mi adorable hijo haciendo historia en su profesión y trabajo. En esta misma etapa tuve la dolorosa pérdida de 2 hermanos fallecidos por COVID y la terrible circunstancia de que 2 de mis hermanas recibieron críticas del gobierno por eso… por ser mis hermanas.

Mi país está sufriendo una gran convulsión, por orden del actual presidente de México, se acaba de desmantelar el poder judicial del país (jueces, magistrados, ministros, corte) y se pretende encarcelar a quienes combatimos a sus aliados políticos vinculados al narcotráfico, México está entrando en una etapa muy peligrosa, alejándose de la democracia y coartando las libertades individuales; se acaba de declarar una pausa y suspensión de las relaciones oficiales entre EU y México, amenazando y poniendo en riesgo el trabajo coordinado entre EU y México para generar bienestar social a los ciudadanos de ambos países, combatir la delincuencia-narcotráfico y preservar la seguridad regional hemisférica.

Su señoría, como usted lo indica, tengo un firme respeto a la ley, respetuosamente solicito su consideración para que el marco de esta sentencia considere todos los factores que dieron origen a este juicio, entre otros la información falsa proporcionada por el actual gobierno de México y los testigos criminales, su complicidad en mi contra y mi responsabilidad en el combate frontal al narcotráfico donde también se enfrentan poderosos intereses políticos. Nunca he sido una amenaza o riesgo para la comunidad, mis valores, convicciones, conducta e historia de vida no tienen antecedentes penales, todo lo contrario.

El dinero sucio, los malos hábitos, el mal comportamiento no se pueden ocultar ni siquiera en condiciones extremas. Su señoría, con el más profundo de mis sentimientos, respetuosamente solicito me permita regresar lo antes posible con mi familia y reincorporarme a la querida sociedad a la que respeto y pertenezco. Gracias.

Genaro García Luna

Aquí la carta escrita a mano:

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