En este mes patrio de septiembre, nos lleva a reflexiones históricas desde el reconocimiento de nuestra Independencia a la tiranía invasora española, a través del sentir nacionalista de los pobladores de aquella época, quienes con decidida convicción, se levantaron en armas para derrocar a sus explotadores y el empleo de sistemas feudales en la economía, que traen consigo situaciones como la división de clases que se relacionan por medio del vasallaje, dando terminantemente la condición política y social en que, el único poder central era la iglesia católica, por citar algunas características; en la actualidad, se hace de manifiesto la inseguridad pública social a través de la presencia de células de la delincuencia organizada, o bien, grupos delincuenciales que aquejan el patrimonio, la tranquilidad y paz social, siendo Aguascalientes parte de este fenómeno nacional.
Indudablemente, muy a pesar de que se nos difundan cifras estadísticas del funcionamiento efectivo del Mando Único en el tema de Seguridad Pública, se contrasta con las operaciones diarias de robos, asaltos, homicidios, presentados en el diario devenir de la sociedad en Aguascalientes por mencionar algo de ello, motivo de reflexión hacia el blindaje de la Plaza de Armas, particularmente de la finca de Palacio de Gobierno que fuera sede de los Convencionistas Revolucionarios de 1914, el cual, a pesar de recurrentes manifestaciones sociales únicamente se resume al cierre de las puertas y se da por resuelto, lo que para ellos, es una simple discordia.
Dado este raciocinio, El Látigo tomó la evidencia del acondicionamiento de este céntrico lugar público de la Plaza y de todo lo que en ella existe, con motivo de la celebración del Grito de Independencia, aludiendo a este comentario una frase popular del dominio público de “el que nada debe, nada teme”, por tanto, ante la opinión de algunos asistentes a este espacio, es considerada como exagerada la estrategia de implementación de estas vallas que resguardan el Palacio de Gobierno.
Es así, como entonces se confirma la respuesta a la interrogante del encabezado de esta nota periodística, o simplemente, es tomado quizá como parte de un protocolo, por cierto, señalado por la ciudadanía, esperando desde luego, que todo se dé en la normalidad como tradicionalmente se realiza esta celebración.
Por Osharu
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