- El compromiso del Gobierno del Estado es mantener la apertura, el diálogo y el respeto a la pluralidad política y a la diversidad social
- La Convención de Aguascalientes fue un acto simbólico de revaloración de la política como vía de solución de las diferencias y cimiento de la renovación del Estado
Con la representación del gobernador Martín Orozco Sandoval, el secretario general de Gobierno, Juan Manuel Flores Femat, presidió la ceremonia conmemorativa por el 106º Aniversario de la Convención Revolucionaria de Aguascalientes, uno de los episodios históricos del país que marcó el rumbo que tomaría este movimiento social, recordando que en este momento, como entonces, el principal obstáculo que debe superarse, son los intereses personales, además de ser el verdadero reto a vencer para edificar el bien común.
El responsable de la política interna refirió que el compromiso de la administración estatal, y que el jefe del Ejecutivo le ha transmitido a todo su gabinete, es mantener la apertura, el diálogo franco, así como el respeto absoluto a la pluralidad política y a la diversidad social, enfatizando que son las distintas ideologías las que contribuyen al fortalecimiento democrático.
Agregó que el valor histórico de la Convención de Aguascalientes radica en que brindó las bases de algunas de las reformas sociales y económicas que tres años después fueron plasmadas en la Constitución de 1917, y el valor simbólico es reside en la revaloración de la política como vía de solución de las diferencias, como espacio de construcción de coincidencias y cimiento de la renovación del Estado.
La directora general del Instituto Cultural de Aguascalientes, Claudia Santa Ana Zaldívar, señaló que el Teatro Morelos es en la actualidad, como hace 106 años, testigo de las grandes transformaciones nacionales, como la gran discusión para articular el país que las distintas corrientes revolucionarias aspiraban, luego del porfiriato y en medio de la guerra civil.
La funcionaria estatal refirió que la solemne conmemoración de este episodio histórico es una espléndida oportunidad para reencontrarnos en torno al gran objetivo de mantener en la memoria la diversidad de luchas pasadas que nos han dado origen y destino, pero también para reflexionar sobre las luchas presentes que ahora nos ocupan.
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