Por Oscar Manzano.
De acuerdo a la atención que se le brinda a la ciudadanía, tras la presencia del coronavirus en la entidad, aparentemente se han establecido toda una serie de protocolos en cuestiones sanitarias, situación por demás cuestionable y repudiable, dado que, si observamos, el criterio tan parcial, mediocre y más aún, las lastimosas acciones desgarradoras y ruines que se emplean, son fiel muestra de las caprichudas y erróneas decisiones que se asumen desde la Jefatura Jurisdiccional en la Secretaría de Salud.
Lo anterior, en virtud de observar en primer término, los “disque” túneles sanitarios que se utilizan en centros de gran afluencia ciudadana, como el ejemplo, del Centro Comercial Agropecuario, donde son evidencias que advierten toda una serie de absurdos, contradicciones y sencillamente dicho, inoperatividad eficiente de esa infraestructura en la que se convierten, por cierto, insuficientes; dado que se tendrían que colocar en todos los accesos, sin embargo, el riesgo tan lamentable al que exponen al personal responsable de llevar a cabo las revisiones de las personas que ingresan a ese lugar comercial en condiciones además de sucias, inhumanas, al tenerlos a plena luz del sol sin protección alguna, son motivo de repudio y señalamiento hasta de los mismos locatarios y/o visitantes.
Obligadamente hacemos referencia en afán de que valga la pena esto, para bajarle los sumos de soberbia y egolatría a esos directivos funcionarios públicos que atienden las tareas de esas áreas en sanidad, ya que, al estilo propio de intimidación y amenazas hacia los empleados de esa adscripción, los obligan a cumplir con sus funciones, en el marco de la desprotección y riesgo absoluto al que los someten; contradiciéndose por ende, en el logro del objetivo principal de prevención, sin lugar a dudas.
Recordando esas leyendas publicitarias gubernamentales “Al Tiro” con el coronavirus, así se deja el mensaje directo para estos jefes irresponsables, inconscientes y desobligados, que sin pena ni gloria, buscan únicamente mediante el protagonismo de actuación, llevarse el reconocimiento en lugar de evitar el incremento de contagios, por tanto, como dice el dicho “El buen juez….por su casa empieza” de ahí, la imperiosa y obligada medida de contar con las respectivas herramientas de trabajo y desde luego, un espacio limpio y sanitizado, en todo caso.
Finalmente y muy a pesar de los “hipotéticos” intentos por salvaguardar la salud de la población, es inconcebible, so pretexto de las facultades concedidas inclusive al personal de la Guardia Sanitaria, que se dirijan en especial sus labores a las instalaciones que ocupa el edificio del Órgano Superior de Fiscalización, ocasión y experiencia que desvirtúa los fines para los que hayan sido conformada esa instancia de gobierno, dado que, más allá de ser el asunto de salud lo que los mueve acudir a ese OSFAGS, es cuestionable su proceder, en virtud de ser otros los intereses que se tienen para ocultar, borrar e ignorar los tantos y cuantos pendientes de transparencia y rendición de cuentas, a los que se enfrentarán todas y cada una de las dependencias estatales, incluida la misma Secretaría de Salud en todo su organigrama, ni hablar, diría Juan “Pueblo” en sus frases “el que nada debe….nada teme” ¿o sí?, bueno, los que si temen y mucho, son los empleados a los que turnan cubrir esas actividades en los deficientes y sucios túneles sanitizantes, irrefutablemente.
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