Por Osharu.
Mientras que el interés principal propiamente dicho, de parte de los padres de familia es el incentivar la motivación para que sus hijos asistan a recibir educación en algún plantel escolar, a pesar de los grandes desafíos para obtener un espacio en los de su preferencia, es necesario ventilar en ésta ocasión, lo bochornoso y riesgoso que es, el hecho donde a los alumnos, particularmente algunos del CBTIS 195, a los que, se les imponen obligatoriamente tareas, mismas que no entran siquiera en la currícula de los programas de estudios, como es el caso de asear las azoteas, experiencia por demás irresponsable y vergonzosa y fuera de medidas de seguridad, compartida para ELA y evidenciada con éstas fotografías, situación que deja en mal absolutamente la inspección y/o supervisión de las autoridades educativas, quiénes se justifican en el argumento falaz de tratar de regularizar su estado académico, mediante los con puntos necesarios para acreditar las asignaturas, olvidándose de ante mano, que la esencial razón en materia académica, se basa en el esquema de enseñanza-aprendizaje y no, con despotismos impunes con los que se conducen los directivos de éste plantel, más allá del reclamo social que ello genera, no se diga, de aquellos que ven esas aventuras en detrimento de la integridad de los escolares, a los que, sin pudor, los tratan prácticamente como esclavos, en lugar de enseñarles por citarlo, valores tan olvidados como el de la responsabilidad, a la que les falta cumplir en esa escuela.
Sin lugar a dudas y bajo la complacencia de las autoridades, se hace extensivo el repudio social, a las tantas y tantas fallas habidas y por haber, en los múltiples espacios educativos, donde, sencillamente se hacen de la vista gorda o se ignoran por completo, basta y sobra consultarles a los padres de familia para corroborarlo.
En apariencia son actos sin trascendencia, pero como dice Juan Pueblo “más vale prevenir…que lamentar” así las cosas, ojalá y no sea el cumplido sobre “después de ahogado el niño…quieren tapar el pozo” para tratar de hilvanar una tragedia, sin necesidad de que eso suceda verdaderamente.
Por último, valdría la pena hacer énfasis en lo denunciado, con el fin de concientizar a los superiores funcionarios públicos, para su debida función de cumplir con los ordenamientos, en lugar de que se desgasten con sanciones a gentes inocentes, es decir, mejor que se les frene y castigue, a todos aquellos que sin pena actúan de esa forma tan vil y patética, que se visualiza como impune a final de cuentas, de acuerdo a lo ordinario como se desarrollan las investigaciones en el seno del IEA.
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