Por Osharu.
Ante el arranque de las obras gubernamentales estatales, correspondientes a la construcción de los pasos a desnivel sobre la Avenida Aguascalientes en los cruces con Enrique Olivares Santana y Mariano Hidalgo particularmente, son motivo de análisis para su consabida justificación inevitablemente.
De lo anterior, habría que resaltar los argumentos planteados en éste último, es decir, mientras que la deforestación expresa al talar los árboles legendarios se busque desviar en su contexto; a través de la idea sensacionalista de replantarlos aparentemente en el territorio que ocupa la empresa internacional Sensata, son así, sujetos a revisar realmente lo sucedido en el inicio de la obra en curso.
Sobre el particular, bien valdría la pena describir dicha intención, la cual, sencillamente se convierte en mera hipótesis, dado que, si observamos algunas zonas que conforman dicha industria, se obtiene una seria y profunda preocupación, en virtud de encontrase sin mantenimiento alguno ni riego, situación que deja a la imaginación tales pretensiones gubernamentales, o sea, muy a pesar de aceptar que los orígenes de tales árboles no son precisamente el lugar de su reubicación, digo, si eso fuera realmente, pues existen tantas y cuantas contradicciones al respecto, teniendo como ejemplos anteriores, lo ocurrido en la construcción de los ubicados en la zona poniente de la ciudad capital, cuyo destino quedó en meras suposiciones o en su defecto, como los encontrados sobre Gómez Morín, que sufren una muerte, al no florecer, contrastándose con lo que estábamos acostumbrados a verlos de frondosos.
Irremediablemente también, se tiene una apreciación acerca de que con la apuesta a la movilidad se genera menor contaminación, surgiendo entonces forzosamente el comparativo de el sentido de preservar y conservar el ambiente, es más, sin olvidarlo, se ha tenido comparecencia ante el pleno legislativo del responsable de la dependencia estatal correspondiente al Medio Ambiente, en las cuales, puntualmente dicho, no les cuadra la tasa de reforestación con la de deforestación y más aún, que no se tienen los registros ciertos del paradero de las especies reubicadas.
En razón de todas y cada una de las hipótesis gubernamentales ofrecidas, se destaca lo verdaderamente lastimoso, reduciéndolo al gesto de la no conservación de flora nativa y desarrollada, demostrándose en todo, un daño irreversible.
Asumiendo algunas de las tantas inquietudes entre la población, agregando los poses de legisladores, quiénes desde Tribuna, denuncian y señalan el atentado al medio ambiente en la entidad, se traducen en incógnitas que a la postre de la historia, tendrán su respuesta, más sin embargo, no será reparable siquiera lo perdido por ningún lado, he ahí, lo interesante de ésta seria y profunda reflexión, basada en indicadores sugeridos por organismos internacionales, mismos que distan de lo existente y como testimonio, lo narrado y proyectado en un futuro no muy lejano.
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