Descubren pez que se “derrite” al llegar a la superficie

Un grupo de la Universidad de Newcastle descubrió en el fondo de la fosa de Atacama, una gran brecha en el suelo oceánico de casi 8 kilómetros de profundidad, cerca de la costa de Chile y Perú, una nueva especie de pez bastante peculiar.

Llamado “pez baboso” por sus descubridores, vive en varios lugares del océano, desde sitios rocosos superficiales hasta las fosas más profundas.

El grupo de investigadores que lo observó lanzó un explorador, que incluía una cámara, un verdel muerto, y otras piezas de equipamiento hacia la profundidad por medio de un cable a principios de 2018.

Ahora, los científicos anunciaron en la Conferencia Challenger para Ciencias Marinas que también descubrieron dos especies adicionales de pez caracol, llamadas provisionalmente “pez baboso rosa” y “morado”.

El pez baboso del océano profundo es una criatura extraña; pero sobre todo, muy blanda.

Foto de Universidad de Newcastle

“El tejido es prácticamente gel”, dijo Thomas Linley, un investigador asociado en la Universidad Newcastle que trabajó en el proyecto. “Realmente se sostienen por el agua alrededor de ellos”.

Sus dientes y los diminutos huesos en su oído interno son las partes más duras de sus cuerpos. Extraerlos de las profundidades podría considerarse como un acto cruel; pues sin la presión del agua y el frío del océano profundo, se derriten al llegar a la superficie.

“Se deshacen a nivel molecular”, detalló Linley. “Es como un fantasma que desaparece frente a tus ojos”.

El equipo se mostró emocionado por haber logrado atrapar a un pez baboso morado, mismo que se encuentra en un ambiente cuidadosamente controlado para mayores estudios.

Estos descubrimientos confirmaron una intuición que tuvo el grupo: que si uno baja a cualquier fosa del océano profundo, habrá al menos una nueva especie de pez baboso.

Hasta el momento, el mismo equipo de científicos ha descubierto el pez baboso de las Marianas y el pez baboso etéreo en la fosa de las Marianas en el océano Pacífico occidental, y también existe una especie de pez baboso en la fosa Kermadec en el Pacífico sur.

Esto se puede deber a que los peces babosos de aguas poco profundas sufren adaptaciones que les permiten prosperar en el océano más profundo; donde tienen abundantes presas.

No obstante, debido a los cambios fisiológicos, los peces son incapaces de subir a menores profundidades para salir de ahí, por lo que nunca habían sido vistos por el hombre.

“Es una buena decisión, pero es un compromiso absoluto. Es comprar donde vives en vez de rentar”, sostuvo Linley sobre adaptarse a la vida en la fosa.

El grupo aún no ha publicado el artículo sobre estos hallazgos, pero trabajan en documentar con mayor detalle el espécimen de pez baboso morado.

Fotografías y tomografías del cuerpo serán el primer paso, a causa de su fragilidad. “Realmente nos estamos tomando nuestro tiempo, porque solo tenemos uno”, indicó Linley.

Con información de New York Times

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