Retrospectiva Política (Deudores de la Patria).

Retrospectiva Política (Deudores de la Patria).
Retrospectiva Política (Deudores de la Patria).

Por Lic. Ricardo Melgarejo Torres.
Camaradas de este medio de comunicación “El Látigo” les saludo con el mayor de los gustos.
Les recuerdo que la anterior publicación le toco al presidente Carlos Salinas de Gortari.
Ahora es turno de hablar del presidente Zedillo.
Ésta retrospectiva es con el objeto de refrescar la memoria de todos los mexicanos; de quienes nos han gobernado. Empecemos:

Ernesto Zedillo Ponce de León. (Las cuentas pendientes de Zedillo con México)
(Ciudad de México, 27 de diciembre de 1951) es un economista y político mexicano. Fue presidente de México desde el 1 de diciembre de 1994 hasta el 30 de noviembre de 2000, como el último de la línea ininterrumpida de 71 años de presidentes del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
— Buen presidente para ser del PRI, no hizo nada extraordinario durante su sexenio: solapo la corrupción, incremento el clientelismo, actos barbáricos de represión, poder presidencial sin control. Pero al menos fortaleció a algunas instituciones independientes como el IFE antes de que estallara el país. Quién venga a decir que fue mejor que Fox, Calderón o incluso EPN no sabe de qué habla. Eran simplemente otros estándares.
— La trayectoria personal y política de Ernesto Zedillo Ponce de León revela la transformación radical de un joven de origen humilde, formado en el sistema de educación pública, que se convierte en un paladín del credo neoliberal que impuso durante su gestión. Hoy es un cotizado “global speaker”; combina sus actividades académicas con las de inversionista privado y asesor corporativo, e influye discretamente en los asuntos públicos nacionales bajo la cobertura de la red de poder transexenal que, en forma astuta, supo tejer y mantener desde su arribo al poder.
— Zedillo en su gobierno dio al traste con la economía de un país que creció, en el sexenio previo, un promedio de 3.9 por ciento. Recibió problemas económicos, pero los convirtió en crisis por su mal manejo, o simplemente no manejo. El tipo de cambio, que estaba a tres pesos por dólar, se le disparó mucho más allá del 100 por ciento en un par de meses. Primero a siete pesos y luego a 10. ¿Estaba sobrevalorado el peso? Tal vez, según los expertos en 10 o 15 por ciento. Pónganle 20 si quieren. Y se le fue arriba del cien por su ausencia como presidente en el tema que era un experto. Las tasas de interés subieron por encima del 120 por ciento anual, y millones de mexicanos perdieron su patrimonio y las empresas quebraron. Culpó de todo a su antecesor y dividió para siempre a una generación de políticos y técnicos brillantes que, de haber seguido compacta, hoy México estaría cerca del primer mundo.
— Por celos hacia su antecesor, deshizo el Programa Nacional de Solidaridad y los pobres extremos subieron como la espuma. De no haber desmantelado Solidaridad, Guerrero y Michoacán no estarían como están hoy, con el tejido social roto y lleno de pandillas de asesinos que cometen las peores crueldades contra sus vecinos. De eso se trataba el programa que el presidente Zedillo destruyó: de afianzar lazos comunitarios, construir bienestar en común, afianzar la identidad de los núcleos sociales.
— Luego de pretender matar a Marcos a traición, instaló mesas con el EZLN en San Andrés Larráinzar y su gobierno firmó los llamados “Acuerdos de San Andrés”, que daban autonomía en regiones del territorio nacional a un Ejército distinto al nuestro. Luego de haberlos firmado, se echó para atrás con los acuerdos, y van a ser un dolor de cabeza para el próximo gobierno que empieza este diciembre. Paralelamente a ello, el gobierno de Zedillo dejó hacer, dejó pasar en Chiapas. Financió a grupos paramilitares como Paz y Justicia y su desidia para encauzar el conflicto tuvo su expresión más dramática con la masacre de indígenas en Acteal.
— Permitió que durante once meses la UNAM estuviera tomada por un grupúsculo de haraganes. Miles de estudiantes perdieron la carrera, algunos se fueron de braceros a Estados Unidos. Les arruinó la vida la displicencia presidencial ante un conflicto que a los pocos meses se había solucionado en cuanto a las demandas: derogar el pago de cuotas y la salida del rector Barnés. Ahí siguieron los fósiles, con la UNAM tomada porque les daba la gana, mientras miles de vocaciones se vieron truncadas y el presidente tocaba la lira en Los Pinos.
–Si alguien descuartizó el imperio de la ley en México fue Ernesto Zedillo, y ahora señala en Ginebra que ese es nuestro principal problema.
–Subir las tasas de interés que ahorcó a los deudores mexicanos.
–En el sexenio de Ernesto Zedillo (1994-2000), cuando este presidente priísta entregó la Procuraduría General de la República al Partido Acción Nacional y el nombrado abogado de la nación Antonio Lozano Gracia encarceló al hermano del expresidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) por diversos delitos, lo que enemistó de por vida a los dos expresidentes que terminaron exiliados al final de sus mandatos.
–También recordamos aquella pandilla de amigos priístas que usurparon el poder y que durante 3 sexenios se mantuvieron en Los Pinos. Se trata de Luis Echeverría, José López Portillo y Miguel de la Madrid, cuando publicaron, entre otras frases: “Tú también, Luis”, que no era otra cosa más que responder al involucramiento de los exmandatarios en asuntos públicos.
–Ernesto Zedillo, presidente autoexiliado en Estados Unidos regresó al país (de donde huyó por el pavor que aún le tiene al expresidente Carlos Salinas de Gortari) para participar en un panel con otros exmandatarios suramericanos con motivo de una sesión del grupo financiero Banorte. Allí, Zedillo advirtió lo que ya sabemos 120 millones de mexicanos: México está muy mal en estado de derecho, y la corrupción muestra la debilidad de este principio y explicó: “Tenemos que hablar con toda sinceridad, porque estamos mal, muy mal”.
–Si el mandato de Zedillo hubiera sido un buen gobierno, digno de recordar, sin duda que el expresidente tendría una justificación moral para romper el silencio y hacer las críticas que ya conocemos todos los mexicanos, pero al encabezar una gestión que estuvo marcada por la impunidad, el abuso, la corrupción, el tráfico de influencias y la sumisión a las políticas marcadas por Estados Unidos, cómo quiere criticar el expresidente lo que él no supo resolver y además promovió.
–Una vez que asumió la Presidencia, desde Los Pinos permitió a sus hermanos hacer negocios al amparo del poder y su familia política. El padre y el hermano de su esposa establecieron redes de comunicación y protección para uno de los cárteles de la droga, el de los hermanos Amezcua, mejor conocidos como los reyes de la anfetamina, sin que hubiera ninguna rectificación por parte del entonces presidente de la República. Es decir, fue aceptado como cierto, sin que hubiera alguna acción legal en contra de sus hermanos y familia política.
Para que los negocios de la familia Zedillo Ponce de León no se vieran afectados con medidas fiscales, ésta simplemente evadía el pago de impuestos sin que alguien en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, entonces dirigida por otro destacado priísta –José Ángel Gurría–, hiciera algo al respecto, a pesar de que en los registros hacendarios se acumulaban créditos fiscales de los hermanos del presidente y cuyas copias habían sido publicadas en esta columna (aún guardo esos documentos en viejos archivos para aclarar cualquier duda que todavía pudiera surgir al respecto).
–O cómo olvidar aquellas conversaciones telefónicas que sostuvieron el suegro y el cuñado de Ernesto Zedillo con miembros del cártel de las metanfetaminas que comandaban los hermanos Amezcua en el Norte del país, sin que autoridad alguna hiciera algo al respecto. También el entonces secretario particular del entonces presidente Zedillo, Liébano Sáenz, fue investigado por la Procuraduría General de la República por supuestos vínculos con cárteles de las drogas.
Pero como ha sido costumbre en México, nadie en el gobierno hizo algo al respecto y una vez más se impuso la impunidad presidencial.
Concluyendo, quienes pensaban que EZPL era un “tonto” se equivocaron rotundamente. Visto su desempeño desde el presente, hay que reconocer que utilizó su presidencia para extender su poder más allá de su sexenio. Lo hizo no sólo para enriquecerse ilícitamente, lo hizo por vocación y por convencimiento.
Creó todo un aparato jurídico, económico, informativo, ideológico de carácter transexenal, para blindar el modelo neoliberal que él profundizó y garantizar que los próximos treinta años, tal y como lo predijo José Ángel Gurría, gobernaran los neoliberales. ¿Cuándo empezaron? Si asumimos las cuentas de los críticos del sistema, en 1982.
Si tomamos 1995 como punto de partida, faltan todavía más sexenios. Pero todo indica que en 2012, el PRI tomaría el poder nuevamente con el modelo que seguirá intacto. Para reemplazarlo hace falta una operación de Estado muy amplia, profunda y que toma tiempo. Lo que ha logrado hacer la alianza Televisa-EZPL-pan, es difícil de desmontar.
Por ello, de 2012 a 2018 siguió gozando de salud el modelo neoliberal, y aunque es difícil aventurarlo, apareció la izquierda (MORENA) llego y no permitirá que continuará vigente.
Hasta que un movimiento social, de gran envergadura (La 4T), decidió quitar el neoliberalismo, partiendo de la fuerza, organización y convicción de 30 millones de mexicanos; aspectos que están reconstruyendo a México lindo y querido, desde el poder del pueblo; impacto que los gobiernos encabezados por panistas y priistas jamás podrán recuperarse.
Afortunadamente existe ya un gobierno que ha tenido los tamaños, valores patrios y amor por el país, que han luchado desgarradamente y sin precedentes para eliminar de raíz al neoliberalismo que es sinónimo de corrupción, impunidad, saqueo, robo, asesinatos, contubernio con el narco, complicidad con el crimen organizado y todo aquello que ha dañado a México.
La tarea no es fácil, hay que cambiar de paradigma y ver a Zedillo Ponce de León con otros lentes, distintos a los que han utilizado la gran mayoría de estudiosos y políticos hasta el momento. Sin ese giro fundamental seguiremos peleando contra los molinos de viento, mientras el neoliberalismo y sus defensores (los conservadores) seguirán dirigiendo este país, a pesar de que cada día se confirma el fracaso de este modelo.
Mis queridos lectores con esto, considero suficiente para recordar a los ilustres deudores a la patria.
Me despido y hasta la próxima.
“Ni letras y menos los ideales, deben ahogarse en el tintero”

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