Facturas políticas.

Por Osharu.

En el término conceptual del título del artículo, es necesario hacer una correlación simbiótica entre ambas palabras, con el fin de exponer el análisis político bajo esta descripción, aprovechando además, la cita de Platón “La honestidad es para la mayoría menos rentable que la falta de honestidad”, para resaltar que una factura debería de ser una cuenta honesta que se le entrega a quién deba pagarla, es decir, es un medio de cobro por algo, y lo político, pues es el precio que le ponen a quién le ayudaron en su campaña, para gasolina, publicitarios, efectivo para gastos operativos como hasta la compra del voto y la movilización para obtenerlos, consecuentemente, una vez que se arriba al poder, o sea, a gobernar, se tiene que saldar ese compromiso pactado, pues no hay ni excepción ni saque, se paga y punto, surgiendo la duda de ¿Cómo?.

Existen varias alternativas que dan la respuesta, una de ellas y la más tradicional, es con la asignación de obras públicas que son sobrevaluadas, sin rubor alguno, aparte de violentar los procedimientos administrativos, para favorecer a sus financiadores, con cínica desfachatez, hasta le agregan cantidades del “diezmo” para quiénes les adjudican contratos millonarios.

Otro de los mecanismos para saldar los pendientes que se asumen, es cambiar el rubro de autorizaciones, tal es el caso, de la compra de suministros requeridos por el gobierno, que, por cierto, en suma, dan cantidades millonarias, o con la renta de servicios y/o equipos varios, aun y cuando se tengan en el inventario gubernamental.

Ni hablar, no son ocurrencias este tipo de acciones que logran además de pagar los compromisos, llámese FACTURA POLÍTICA, hacer negocio con cargo al erario, inclusive, con intereses no sólo locales, si no, hasta con otros amigos o compadres de otras entidades.

Por solo mencionar uno de los tantos ejemplos, valdría la pena recordar obras gubernamentales en el nivel estatal y/o municipal, como la de la Línea Verde, la del Corredor Cultural Alameda, la de la Plaza de Armas y sus plazas laterales del Teatro Morelos, Farmacias Benavides, etcetcetc por citar algo de la podredumbre existente en esos asuntos, observamos aquí, obras de gobiernos tanto del PRI como del PAN, pero actualmente, se tiene la pretensión de renovar el plaqueo de los vehículos, con costo para la ciudadanía, que serían los paganos de este capricho del Gobierno del Estado, que únicamente se justifica en el enfoque de las acciones referidas anteriormente y no de algún beneficio social, quizá sea en corresponsalía a los tantos publicitarios utilizados en varias campañas como la de Orozco en Aguascalientes, fabricados en la vecina entidad de Guanajuato.

Claro, nos quedamos como momias, si autorizan esta medida que no tiene ni oficio ni beneficio, más que saldar deudas adquiridas, pero de ellos, no de la población, buscaremos indagar más del tema para abonar a la transparencia ¿les parece?.

 

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